La iglesia entra al fuego por las almas.

La iglesia entra al fuego por las almas.

La Iglesia Entra al Fuego por las Almas

(Ensayo en forma de discurso expositivo)

Introducción:
Hermanos, imaginen esta escena: Una familia duerme en su cocina. Una chispa se convierte en llamas. El humo inunda la casa, las paredes crujen, las ventanas estallan. Los gritos de auxilio se ahogan. Afuera, los vecinos graban con sus teléfonos, comentan la tragedia, pero nadie actúa. Mientras tanto, a lo lejos, se escuchan sirenas. Un camión de bomberos llega, abre sus puertas, y esos hombres entran al fuego sin dudar. ¿Qué los impulsa? ¿El salario? ¿La fama? No. Es el valor de cada vida atrapada en las llamas.

I. El Mundo en Llamas
Hoy, nuestro mundo arde: «El fuego del pecado, el engaño, la incredulidad y la condenación consume millones de vidas» (pág. 1). Muchos son espectadores: comentan, critican, o duermen en la comodidad de sus hogares (pág. 2). Pero Cristo no nos salvó para escondernos. Él descendió a nuestro incendio, cargó nuestra culpa y enfrentó la cruz para rescatarnos (pág. 2). La Iglesia no es un club de espectadores: somos un cuerpo de rescate espiritual.

II. Tres Grupos en el Incendio: Nuestra Misión
Judas 1:22-23 nos da el protocolo divino:

  1. Los que DUDAN (v. 22):
    «A algunos que dudan, convencerlos». No son ateos; son hermanos desorientados por el «humo espiritual»: heridas, enseñanzas confusas, tentaciones que los asfixian (pág. 5).

    • Acción: Acércate, agáchate. Como bomberos que buscan víctimas en el suelo, extiende la mano y guíalos a Cristo, la única salida (pág. 6). No debates teológicos; necesitan verdad con amor: «Dios aún te ama, y yo sigo a tu lado» (pág. 7).

  2. Los que ARDEN (v. 23a):
    «A otros, salvad arrebatándolos del fuego». Son los atrapados en pecado destructivo: adulterio, amargura, adicciones. Ya no gritan; están inconscientes (pág. 8-9).

    • Acción: ¡Arrebátalos! Como un bombero que derriba puertas y carga cuerpos inanimados (pág. 9). Visítalos, llámalos, recuérdales: «Cristo aún puede restaurarte» (Santiago 5:19-20, pág. 10). Sé como el padre de Lucas 15: corre hacia ellos (pág. 10).

  3. Los CONTAMINADOS (v. 23b):
    «De otros, tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne». Son quienes justifican el pecado, enseñan error y viven cómodos en la inmoralidad (pág. 14-15).

    • Acción: Misericordia con TEMOR. No relativismo: «Hay un camino: Cristo. Lo demás te destruye» (pág. 16-17). Usa el «equipo» completo (Efesios 6): verdad bíblica, oración y apoyo de otros creyentes. Como Jesús a la mujer adúltera: «Ni yo te condeno; vete y no peques más» (Juan 8:11, pág. 17).

III. El Equipo del Rescatista
Entrar al fuego exige preparación:

  • No vayas solo: Los bomberos trabajan en equipo (pág. 12).

  • Protege tu corazón: «Si tú estás débil espiritualmente, no puedes rescatar» (pág. 12). La armadura de Dios (Efesios 6) no es opcional.

  • Discernimiento: Al rescatar a los contaminados, «considera tu propia vida, no sea que tú también seas tentado» (Gálatas 6:1, pág. 15). El humo tóxico del relativismo espiritual mata (pág. 16).

Conclusión: El Llamado Urgente
Hermanos, este mundo es un incendio de proporciones eternas. «Dios no te llamó a ser espectador; te llamó a ser rescatista» (pág. 19). ¿A quién conoces hoy? ¿Un hijo alejado? ¿Un matrimonio en crisis? ¿Un joven en adicción? Tal vez eres tú quien yace en el suelo.
¡No los dejes consumirse! Cristo entró primero al fuego por ti. Ahora te dice: «Ve y haz tú lo mismo» (pág. 13). Convocamos rescatistas con corazón ardiente y mente sobria. Porque mientras haya almas en llamas, la Iglesia entra al fuego.

(El autor cierra levantando la Biblia)
Que la gracia del Rescatista que nos salvó, nos impulse a salvar. Amén.


Nota del autor: Este sermón, basado en Judas 1:22-23, fue predicado con un llamado urgente: La pasividad espiritual es complicidad con el incendio. La Iglesia es el cuerpo de Cristo, no su público. ¿Responderemos al fuego con selfies o con mangueras de verdad y amor?

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *